
LA MANZANA PODEROSA
Episodio 1
Había una vez, dos amigas que vivían en un pueblo, en el cual se rumoreaba que existía una manzana poderosa. Se decía que se encontraba en un cueva cerca de un bosque. Era un lugar muy oscuro y casi no se veía el sol. Nunca nadie se animó a ir, porque existían criaturas extrañas. Carla, de pelo rubio y ojos celestes, desde muy chica tuvo curiosidad de ir hacia el lugar. En cambio, Florencia de ojos color miel y cabello castaño, no le importo nunca el ir a descubrir ese gran misterio que envolvía al pueblo.
Una mañana, Carla salió en busca de la manzana poderosa.
En ese mismo momento, Florencia salió a comprar pan para su madre. Cuando llegó a la panadería, el hombre que atendía, le comentó sobre lo que se estaba comentando en el pueblo:
- Hola Florencia, ¿Te enteraste lo que paso con Carla?
- No! ¿Qué paso?
- Salió esta mañana en busca de la manzana poderosa.
Florencia, asustada llevó el pan a su casa y salió corriendo a buscarla.
Carla, por llegar a la cueva, de pronto escuchó un grito por lo lejos. Era su amiga. Carla se detuvo y esperó a que la chica llegara.
- Carla, ¿Qué haces acá? Es muy peligroso. Vamos - le dijo Florencia.
- No me pienso ir, estoy a punto de saber que esconde la famosa manzanita esa- le dijo.
- Sos mi amiga, y no quiero que te pase nada.
Florencia se quedó con ella y fueron juntas hacia la cueva…
Cuando por fin llegaron y la vieron ahí… Roja como el rubí, brillante como un diamante… No tenía nada extraño. Se acercaron y vieron reflejados sus rostros.
De repente, un sonido extraño las hizo asustar. Era el guardián de la cueva y de la manzana, el encargado de que nadie la tocara.
- ¿Qué hacen ustedes dos por aquí? - les dijo un hombrecito, bajo y con voz gruesa.
- Vinimos a conocer la manzana poderosa -le dijo Florencia
- No tendrían que estar acá, corren mucho peligro… Dentro de unas horas salen criaturas sumamente extrañas.
- Solo vinimos a conocerla, ya nos vamos- dijo Carla.
Florencia miró a su amiga con cara de complicidad. Y se le ocurrió una idea.
- Queremos la manzana! - le dijo al hombre
- ¿Están locas?
- Si usted nos dice una adivinanza y nosotras la respondemos correctamente, nos da la manzana.
- ¿Y que ganaría yo con eso?
- El respeto del pueblo, por tantos años cuidar de esa preciosa manzana.
- Bueno… A ver… ¿Que instrumento se puede oír, pero no se puede ver ni tocar?
Las chicas pensaron que era una trampa. Se pusieron a hablar entre ellas y llegaron a la conclusión que la respuesta es…
- La voz, no la puedes ver ni tocar, pero cuando cantas todo el mundo puede oírla.
- Me doy por vencido, llévensela y cuídenla mucho. - dijo el hombre.
Salieron de la cueva felices de poder tener entre sus manos la manzana poderosa. Comenzaron a caminar y cantar, para que el tiempo pasara más rápido.
Un ruido las volvió a asustar, y las dos pensaron que era el hombrecito arrepentido que venía a decirles que por favor le devolvieran la manzana. Pero no, una serpiente voladora era quién las perseguía.
Episodio 2:
Carla se dio vuelta, tocó el brazo de Florencia y salieron corriendo desesperadas. En un momento, la serpiente voló cada vez más fuerte. Cuando de repente miraron hacia atrás y no la vieron, pero cuando voltearon la tenían en frente. Gigante y fea, verde y amarilla…
La serpiente estaba a punto de tomarlas prisioneras, pero una especie de capa que las envolvía no dejó que se las llevaran. Era algo absolutamente extraño. El ofidio, al querer agarrarlas, quemó sus alas. Quedando indefenso, se arrastró hasta perderse en el bosque. Carla y Florencia sorprendidas por la situación que habían pasado, siguieron caminando muy despacio.
- ¿Qué pensas que fue eso? - le dijo Carla a Florencia.
- Para mí fue la manzana. Todo el pueblo dice que tiene un poder especial. Pero no sé, no estoy segura.
- Yo creo que sí es la manzana.
Llegaron al pueblo, y rápidamente fueron a casa de Florencia. Le mostraron la manzana a la mamá. Y le contaron todo lo que había pasado. Y obviamente también fueron a casa de Carla.
Gracias a ellas, el pueblo fue protegido por esa hermosa fruta. Y así fue como toda la gente reconoció la valentía de las dos muchachas.
FIN